Odisea Cultural. Diciembre, 2022
Conversación con María Ángeles Maeso / Para Odisea Cultural y Casa Bukowski
Hace mucho que deseaba tener esta conversación con María Ángeles Maeso, amiga, persona, narradora y poeta inestimable en todos los sentidos; pero la vida y nuestras agendas son como son y hemos tenido que esperar casi a finales de 2022, para tomar como excusa la exitosa recepción de su último poemario ¿Quién es se?, publicado por Huerga y Fierro, este mismo año para entablarla, por fin.

He dicho narradora, porque María Ángeles Maeso es narradora, al tiempo que poeta; con La voz de la Sirena, fue, ya en 1986, premio de cuentos Teresa León; y, en 2004, publicó Perro o, en 2006, Los condes del No y No, relato infantil también, porque en ese nada fácil mundo de la literatura infantil también se ha adentrado. Aunque es como poeta como es especialmente conocida, desde que, en 1991, con Sin Regreso, recibe el Premio de Poesía Jorge Manrique, al que siguen varios de los poemarios que la pusieron en el centro de la poesía de la Conciencia Crítica española, en 1996, Trazado de la Periferia, con una segunda edición en 2019; El bebedor de los arroyos, en 2000; Vamos, vemos, Premio de Poesía León Felipe, 2003, con ediciones en braille (2007) en castellano-¡ y en esperanto, (2017); en 2008, uno de su poemarios centrales, Basura mundi, junto con su obra maestra, hasta el momento, en mi modesta opinión, el inmenso poemario ¿Quién crees que eres yo?, de 2012; hasta Puentes de mimbre, en 2017.
Hace un año, más o menos, para la sección de Poesía Española de Casa Bukowski, escribí lo siguiente: «María Ángeles Maeso es una de las voces más hondas y sensibles de la poesía española, desde hace tres décadas. Su exquisito sentido de la dignidad intrínseca de lo humano y de lo vivo se manifiesta, no solo en lo que concierne al tratamiento de aquellos aspectos materiales que tienen que ver con nuestra vida social y colectiva, sino también de aquellos que pertenecen a las recónditas estancias de nuestro espíritu, de esas emociones que conforman nuestra íntima mismidad, de la que los objetos, por humildes que sean, y los seres vivos que nos rodean y nos constituyen, por ajenos e insignificantes que parezcan frente a la descomunal máquina/mundo –o imperio– que nos amenaza, también forman parte…» Y así es, del mundo y de lo pequeño, de lo humilde, pero lo más esencial, es de lo que vamos a hablar aquí.