Comunicación presentada en las Jornadas la Cultura II República. UAM. 2009
Despertando ramas de noche a noche: memoria de la Universidad del final del franquismo
A Eugenio de Nora y a los hombres que nunca fueron niños
«…Y en tu infinita noche, álcese
un viento dulce, despertando ramas…»
Con estos versos se abre una página dedicada a Eugenio de Nora en la Red; e inmediatamente consideré que eran esas las palabras justas con las que debía empezar, hoy, mi intervención; pues eso es lo que voy a hacer a lo largo de estos veinte minutos, en este sencillo homenaje a Eugenio de Nora, a quien sustituyo, y a toda su generación, que es la de mi padre (y la de Marcos Ana, o Nicolás Sánchez Albornoz, aquí presentes, también); despertar ramas de la memoria en su nombre, y transmitir lo que vi, y, en parte, viví; para que, en esta otra noche, que, a algunos, nos parece sempiterna, los más jóvenes despierten –quizás–, un día, otras ramas; y el testimonio, como un susurro, o como un grito (¿quién sabe?), se deslice de noche a noche, hasta la llegada del día –por fin–; que, acaso, sea –incluso– “nuestro día”.