Inicio y tercera sección (dedicada a los padres, madres y tutores) de
Memorias de un profesor malhablado
(en defensa de la escuela pública) para estudiantes, padres, profesores, contertulios y políticos
La intención de este libro no es exponer ninguna trayectoria personal; su intención es dar testimonio vivido de una actividad, la de profesor, denostada y despreciada por muchos en la sociedad española actual; al tiempo que defender a ultranza nuestra Escuela Pública –aunque sea de un modo políticamente poco correcto–, frente a los prejuicios y a los ataques furibundos que recibe de la caverna social y mediática; pero también frente a nuestros propios prejuicios e indiferencia.
“… No veo a quién pueda importar hoy una huelga de profesores chusqueros que tienen a Gabilondo de ministro, y de escritores canónicos, a Lindo y a Millás. Cualquier compañía del Ejército está capacitada para sustituirlos, con ventaja, en diez minutos...”
Ignacio Ruiz-Quintano (ABC)
“… Ni profesores, ni padres, ni alumnos se han preocupado por la degradación de la enseñanza pública en estos últimos 25 años, y encima que vengan los perroflautas a darnos clase de cómo dar clase es lo que faltaba...”
Federico Jiménez Losantos (esRadio)
“… La mayoría de los interinos son semianalfabetos que no han aprobado nunca una oposición y que están puestos ahí a dedo por los sindicatos...”
César Vidal (esRadio)
“… Es inadmisible la movilización. Ni aunque existiera un recorte de verdad. Pero es que, encima, no existe, están mintiendo...”
Cristina Alberdi (Intereconomía)
“… ¿No creéis que si hacéis una huelga por no trabajar 2 horas más vais a ser tan impopulares como los energúmenos del Metro…?”
Pedro J. Ramírez (director de El Mundo, a través de Twitter)
“¿Qué abnegación, tan fundamental en un profesor, demuestran estos señores encerrándose como vándalos en lugar de ponerse a trabajar por el bien de los futuros ciudadanos de España?”
Salvador Sostres (en El Mundo, sobre los profesores encerrados en la sede de la Consejería de Educación en Vitruvio).
“… payasos, gilipollas, idiotas, tontos…” [dirigiéndose a los profesores]
Eduardo García Serrano (Intereconomía)
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– “… Hace unos meses –dijo, de pronto, mi compañero–, aquí mismo, en esta curva, al dar las luces largas, vislumbré el rostro de una de mis alumnas…” Luego guardó silencio y, al cabo de un rato, añadió: “¿Cómo negociar eso?”
Cuando hizo la pregunta, estábamos contemplando, desde la ventanilla del autobús, mientras subían y bajaban algunos pasajeros, a dos jóvenes prostitutas, tan esbeltas, tan pálidas y tan rubias que, allí, delante de nosotros, paseando la misma curva, oscura y sucia, en la que mi compañero había entrevisto el rostro de su alumna, parecían como dos seres fuera de contexto, ajenos por completo a ese espacio y a ese tiempo tan deprimentes.
– “… ¿Cómo enfrentarse al día siguiente con ese mismo rostro en clase…?” Repitió. Y nos quedamos pensativos.
En efecto, cómo negociar el hecho de que una de tus alumnas es una prostituta de carretera… O cómo negociar el hecho de que uno de tus alumnos se dedica al trapicheo, o de que a otro le despiertan a hostias cada día de su vida, después de dejarle ver, con doce o trece años, la televisión hasta las tres o las cuatro de la madrugada cada uno de esos mismos días de su vida… Cómo negociar todo eso… “Eso es una buena parte de nuestro trabajo…” Dije, por fin; o lo pensé, no recuerdo bien. Esa noche, veníamos –junto con otros compañeros– de una asamblea en la que cientos de profesores y de maestros habíamos plantado cara, de un lado, a nuestras organizaciones sindicales –por su largo desapego e inactividad–, y, de otro, sobre todo, a un Gobierno, el de la señora Aguirre, que no sólo nos había insultado, llamándonos vagos y mentirosos, sino que había dado –luego de un largo asedio de años– el tiro de gracia a la Escuela Pública madrileña.