
Textos inéditos
AVISO PARA LECTORES AVISADOS
Este blog, que se inicia ahora, tendrá una naturaleza esencialmente literaria; por eso, he decidido comenzarlo con la primera entrega –de una docena, aproximadamente, que vendrán, a continuación– de uno de mis retos lectores más apasionantes y enriquecedores, que emprendí hace un tiempo, que iba a convertirse en libro, una muestra del cual, la revista Turia acogió en sus páginas, ya hace un tiempo, pero que, al final, he pensado que este sería un buen lugar para su aposento final, quizás el mejor de ellos.
LA IMPORTANCIA DEL FIN
Cincuenta micro-finales (inesperados)
En el prefacio que Shelley escribe en nombre de su mujer Mary para Frankenstein, señala los modelos de la poesía épica y dramática antigua y moderna, desde la Ilíada de Homero al Paraíso perdido de Milton, pasando por La tempestad y El sueño de una noche de verano de Shakespeare como modelos de “la verdad de los principios de la naturaleza humana” que deben guiar al “humilde novelista” en sus “creaciones en prosa”.
Amén del concepto ancilar y esencialmente lúdico que para los románticos como Shelley tienen el relato y la novela, frente a la grandeza trágica y filosófica de la Poesía (con mayúsculas), lo cierto es que en esa afirmación, la poesía épica y la dramática se consideran fenómenos y “entidades narrativas” previas y superiores, pero al final análogas al relato en prosa que es la novela.
Por eso, en este “insensato” experimento (pero tan extraordinariamente educativo para mí), que llevé a cabo durante dos años, doté de nuevos finales alternativos e imprevistos, tanto a grandes relatos épicos de la antigüedad clásica, como a conocidas tragedias y comedias –e incluso romances– de nuestra tradición occidental, pues todas ellas, como quería Shelley, son historias que han pasado, como relatos, al acervo del lector curioso y obstinado; y algunas de ellas –bastantes– han terminado por convertirse incluso en lugares comunes de la cultura popular, para los que leen y para los que no leen, ni piensan leer ya nunca.
Estos finales inesperados tienen una intención, además, muy clara: bucear en esa percepción genial del formalista ruso Iuri Lotman, para el que, en el final de las historias va contenida toda la visión del mundo que transmiten.
Y, tal vez, el origen de la empresa, esté también en el hecho de que, como sostiene Fredric Jameson en El realismo y la novela providencial, Hay ocasiones en las que uno siente cierta insatisfacción con los desenlaces de las historias que hemos leído o nos han contado; pues, dice, «¿cuántas veces nos hemos encontrado un texto digamos, una novela o una película, cuyo desenlace parece el resultado de una elección arbitraria por parte del autor que nos deja profundamente descontentos?»
Serán tres los finales nuevos e inesperados que ofreceré en cada entrega, de tres historias, cada una de tiempos diversos y de naturalezas distintas.
Mi intención es que los lectores de este blog disfruten del experimento, ideado, al fin, para lectores como ustedes, lectores a los que no les asuste la densidad ni la solidez, en estos tiempos tan líquidos y gaseosos.
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- 1. Odisea, de Homero
- 2. La fuerza de la sangre, de Miguel de Cervantes
- 3. Las olas, de Virginia Woolf
- 4. Ilíada, de Homero
- 5. Divina Comedia, de Dante
- 6. Nada, de Carmen Laforet
- 7. Antígona de Sófocles
- 8. Edipo Rey de Sófocles
- 9. Don Quijote de Miguel de Cervantes
- 10. Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita
- 11. Robinson Crusoe de Daniel Defoe
- 12. La montaña mágica de Thomas Mann
- 13. Eneida de Virgilio
- 14. “Doña Truhana”. Ejemplo incluido en el libro de los consejos del Conde Lucanor, del Infante don Juan Manuel
- 15. El conde Arnaldos, romance anónimo del siglo XV
- 16. La Celestina de Fernando de Rojas