
La vida del Buscón llamado don Pablos de Francisco de Quevedo
[… el Nuevo Mundo es tan viejo como el Viejo…]
En fin, mi señor, para no cansar más a vuestras mercedes solo diré que el Nuevo Mundo es tan viejo como el Viejo, que no hay mundo nuevo ni tierra distinta a esta nuestra pobre España, que la misma hambre, la misma miseria, la misma injusticia y corrupción, y los mismos fulleros con sotana y sin ella la desgobiernan y desbaratan, sometiendo y vejando a sus naturales habitantes; y, como el perímetro se vuelve y aparta naturalmente del centro, este llamado nuevo mundo, las Indias, se nos apareció, a la Grajales y a mí, aún más alejado de Dios y de nuestro Señor, centro originario de nuestro imperio. Y no sólo por los vicios y la podredumbre que lo asolan, los mismos que allá, sino por parecer más ajenos a su vista, suponiendo que tanto el Señor de arriba como el Señor de abajo mostrasen algún interés en ella y en nosotros, sus mezquinos siervos, pecadores abandonados a nuestra suerte, que es poca o ninguna, a pesar del oro que mi coima y yo hemos amontonado por tugurios, tablas y mesas sin fin.