TODOLITERATURA POR OLIAGA & VENTOSA
Entrevista a Matías Escalera: “No existe el futuro y vivimos sus consecuencias”
5 de agosto de 2023
Autor de “Un sollozo del fin del mundo”
Matías Escalera es autor de las novelas, “Un mar invisible” y “El tiempo cifrado”, de una colección de relatos y de media docena de poemarios. Además, ha sido incluido en numerosas antologías y libros colectivos. Ha sido galardonado por su obra de teatro “El refugio” y publicó “Memorias de un profesor malhablado”, donde cuenta su experiencia como profesor. Ahora publica en Kaótika Libros su nueva novela «Un sollozo del fin del mundo”.

En su nueva novela, da un calculado salto experimental que no busca la quiebra cognitiva, sino un impulso desde el extrañamiento, como escribe Alberto García-Teresa en el prólogo del libro. Analiza los retos de la actualidad al detenerse en las consecuencias del productivismo, el calentamiento global, el agudizamiento del paradigma represivo, la exclusión social y la falaz fe en la ciencia como panacea. En la entrevista, nos da algunas de las claves de la novela.
1.- ¿Somos más dados a mirar atrás para darnos cuenta de que cometemos los mismos errores…?
En este capitalismo depredador en que vivimos, no existe el futuro… No future!… ¿Recuerda cómo nos lo gritaban los Sex Pistols en nuestra juventud…? Esto es lo que se nos repite machaconamente, por activa o por pasiva, desde entonces, a través de la publicidad, del mercado y de la política profesional: “¡No hay futuro!…” Y la mayoría vive en consecuencia, “sin mirar arriba”, ni a su alrededor, ni menos, hacia adelante. Y esto es, justamente, una de las cuestiones que se plantea Un sollozo del fin del mundo, cuáles serán las consecuencias previsibles de esa obstinada ceguera. Por eso, una de las estrategias narrativas utilizadas conscientemente en la novela es la recuperación de la memoria del pasado –por parte, fundamentalmente, de Rebeca Heinz, para su nieto Saúl Bochum–, pero teniendo en cuenta que ese pasado es, en realidad, nuestro futuro inmediato. Y lo he planteado de este modo, de una forma estricta y radicalmente realista, por la razón que usted esgrime y porque, contemplado, así, ese pasado de los personajes, como una realidad histórica y personal ya realizadas, se multiplican exponencialmente los efectos de verosimilización, pues he tratado de deshacer una de las trampas más peligrosas de la ficción fantástica y fantasiosa, a la que nos han acostumbrado: el planteamiento de futuros cataclísmicos, apocalípticos o imposibles, tan ajenos a nuestra realidad real, que no cuestionan nuestra responsabilidad política, como sujetos; ni se pueden conectar, de un modo efectivo, con nuestro presente.
2.- ¿Las claves, pues, del presente pueden llegar a estar en el futuro?
Es lo que te digo, el futuro es resultado inevitablemente del presente y, por eso, he utilizado la ficción especulativa realista para anticipar nuestro futuro inmediato como resultado de nuestro presente.
3.- Matías Escalera ha utilizado varios géneros literarios a lo largo de su trayectoria como escritor. ¿Un sollozo del fin del mundo es una mezcla de todos ellos o, cómo califica su obra?
El uso que he hecho de los géneros, desde el principio, a lo largo de mi trayectoria como escritor, ha sido siempre conscientemente práctico y funcional; esto es, he elegido el género adecuado: el ensayo, el teatro, el relato corto, la poesía, la memoria personal o la novela, a partir de lo que quería expresar en cada momento o del tipo de respuesta que quería dar a la exacta coyuntura personal e histórica que vivía y a la que deseaba o tenía necesidad de responder en ese preciso momento. Un sollozo del fin del mundo es una novela de ciencia ficción realista, fruto de casi dos años de investigación y otros tres de escritura, porque ese era el género que se adecuaba a lo quería decir acerca de la actual coyuntura histórica en la que nos encontramos; de alguna manera, creo, la ficción especulativa y anticipatoria es un signo de nuestro tiempo, como lo fue en los años veinte y treinta, y también en los cincuenta, del siglo pasado; porque acaso sea el mejor modo de abordar la encrucijada mortal en la que nos encontramos; así como el bestseller melodramático, la novela negra de fórmula y la novela histórica acrítica y fantasiosa se han convertido, salvo en unas pocas excepciones, en géneros de escape y ocultación de la realidad.
4.- ¿Podemos llegar a entender la sociedad sin una mano política llevando la batuta, impregnándolo todo?
Quien crea que se puede escribir al margen de lo político es que no ha entendido ni la escritura, ni el mundo en el que vive, ni siquiera su propia vida personal. Es lo que le he dicho con el tratamiento elusivo de lo real que se hace en los géneros más exitosos del mercado. Luego están los recalcitrantes y los estupendos que abogan por un supuesto arte autónomo de lo real, por una literatura exquisita y existencial; a estos, solo habría que recordarles que la mejor novela y literatura existencial, desde el inicio mismo de la literatura moderna, y, por supuesto, desde el Romanticismo histórico, es, ante todo, una literatura y una novela políticas. Me parece tan patético leer las declaraciones que la inmensa mayoría de los autores hacen sobre su propia obra, cuando pretenden mantenerse en una posición como angélica y sobrehumana, al margen de la materia histórica y política que los ha construido como sujetos y como autores, y que ha construido, sobre todo, sus propias obras; me parece de una ignorancia tal, no solo acerca del mundo, sino de la literatura y de la escritura, que me escandaliza, sinceramente. Si hubieran leído, al menos, al Arcipreste, a Fernando de Rojas o a Cervantes, en los inicios de nuestra tradición; o a Hölderlin, o a Mary Shelley, o a Dickinson, o a Kafka, o a Mann, o a Céline, o a Bukowski, etcétera, en las otras tradiciones: solo por desgranar algunos ejemplos “existencialistas” indiscutibles; si los hubieran leído, al menos, verían que no hay existencialismo apolítico, como no hay vida apolítica; otra cosa es que simulemos que la hay, que existe esa posibilidad exquisita y angélica, desde la que aparentemente hablan, porque les resulta más cómodo o menos peligroso y menos complicado, o porque desean remar a favor de corriente, esto es, a favor del sistema/mundo levantado por el capitalismo, en este cenagal en que nos debatimos y boqueamos como sujetos y agonizamos como especie.