La Calle Mayor, mayo 2009
Entrevista en La Calle Mayor por Rafael González Tejel
1. ¿Cuándo tuvo claro que una pieza teatral era la mejor salida para una historia como ‘El refugio’?
El refugio, como el resto de mi obra, ya sea poesía, ensayo, relato corto o novela, obedece a un plan, que en lo fundamental se resume en expresar, desentrañar y responder a aquellos aspectos de la realidad que nos alienan y someten; esto es, que nos convierten en puros objetos de explotación, o en mera mercancía; y, por supuesto, también descubrir y señalar a los amos de ese mercado en el que se nos compra y se nos vende. Y, desde el principio, me atraía la idea de poner encima de un escenario ese entramado de relaciones de dominación y sumisión, y a sus actores; pues la plasticidad y el dramatismo contenido en ese enfrentamiento –que nos constituye, pues no es más que nuestra propia vida–, son indudables.

2. ‘El refugio’ tiene ecos de Buero Vallejo y Alfonso Sastre. Cita a Harold Pinter en la dedicatoria. ¿Hasta qué punto se nota esa influencia?
No es algo buscado a propósito, sino algo, creo, hasta cierto punto lógico, pues con el plan que rige mi actividad como escritor, tal como ha quedado dicho, es natural que sean esos los ecos que resuenan en El refugio; pues los tres autores citados, a los que admiro, y que, en el caso de Buero y de Sastre, están en los cimientos mismos de mi formación como espectador y como lector, desde perspectivas diferentes tratan en lo fundamental de responder a las fuerzas y agentes que pretenden nuestra rendición, como trabajadores, o como hombres y mujeres corrientes; que buscan nuestro sometimiento, sin condiciones… Además, Harold Pinter murió justo en los días en que supe que me habían concedido el premio; de ahí, la dedicatoria expresa a su memoria.
3. ¿Es ‘El refugio’ una obra que sale de un impulso concreto o de un largo proceso de desarrollo y reflexión?
Como te he dicho antes, normalmente no escribo nada por impulsos, salvo algunos artículos de opinión, que han respondido, a veces, al inevitable ritmo propio de las polémicas, ya sean políticas o ideológicas; lo normal es que mis escritos sean el resultado de un plan o proyecto pensado
4. El personaje del ‘Director’ es, probablemente, el eje sobre el que gira la función. ¿En qué o quiénes estaba pensando al perfilarlo?
En los amos del mundo, y de nuestras vidas, aquellos, por ejemplo, que nos han llevado a la ruina, robándonos miles de millones; y a los que por su “inestimable servicio” nuestros gobiernos les están encima pagando de nuestro bolsillo un montón de miles de millones más, para que continúen robándonos, y aún se permiten la desfachatez de respondernos con dos millones de despidos y la fórmula del “despido libre” como toda solución a su latrocinio; y también pensaba en esos asesinos de traje y corbata que con una decisión suya, tomada en un lujoso despacho, provocan miles de muertes, o millones de desgraciados; y, luego, salen en televisión, o en las tribunas del parlamento, o en sus saraos caritativos, abogando por la “paz” o por el “orden democrático”.
5. ¿Tenía miedo a que la tan temida voz del autor cobrase demasiada relevancia a la hora de escribir la obra? Especialmente, a la hora de perfilar personajes como el del ‘Vigilante’.
Leyendo a Antonio Machado, su Juan de Mairena, por ejemplo, aprendí pronto que tratar de ocultar lo que llamas la “voz del autor” es tarea inútil y artísticamente irrelevante; y quien lo pretenda es que no se ha enterado de que cualquier acto de habla, y una obra literaria es uno de los actos más complejos que podemos producir, es un acto intencionado ideológicamente, por su propia naturaleza. A veces, también nos quieren tratar como a estúpidos, y colarnos de matute esa pretendida e imposible neutralidad y autonomía de la obra artística. Desde muy joven desconfié de los neutrales, y comprobé que detrás de una obra de arte no había “ángeles puros”, sino seres humanos que tomaban posiciones muy claras con respecto al mundo real, por omisión o por acción. El Vigilante, quizás seamos esa mayoría estupefacta que asiste a su propia explotación y humillación, consciente de ella, pero incapaz, al mismo tiempo, de reaccionar ante ella y tomar el control de sus vidas. Si nos roban impunemente, y luego se ríen de nosotros en sus tertulias radiofónicas, es porque nos conocen, porque saben que hemos aceptado nuestra condición de corderos hacia el matadero.
6. Sartre, al que se alude en el prólogo, fue un autor con la voluntad de ser comprometido, ¿cree que ahora es diferente, que es la sociedad la que obliga a estar comprometido?
El compromiso “sartreano” radica en el hecho mismo de vivir y elegir; quien elige se compromete, y yo, como ves, he elegido, no me queda otra… Elegí, siendo un jovencito, en la etapa final del Franquismo; luego, en plena Transición, y continúo haciendo mis elecciones en este llamado Sistema Democrático.
7. En ese sentido, ¿se puede asistir a un resurgir del teatro comprometido vistos los tiempos que corren o cree que la literatura cerrará puertas y se volverá más conservadora? Su crítica al teatro comercial, citando como ejemplo a ‘La cabra’ de Josep María Pou, es demoledora.
¿Tú crees que el “caca, pedo, culo, pis”, asusta ya al alguien, en unos tiempos en que los niños se desayunan en el canal fascista de TV, por ejemplo, con cine porno; o en algunas de sus series favoritas se habla de la zoofilia con la mayor de las naturalidades…? Y todo eso, cuando hay tanto de lo que tratar artísticamente, tantas cosas que nos conciernen y conciernen a nuestras vidas, de verdad; ya sea con el fino humor de la ironía, o con el sarcasmo más despiadado, eso es lo de menos.
8. “No es posible hacer teatro y no hacer política”. La frase es de Juan Mayorga, otro de los autores que vienen a la mente leída la obra, especialmente por el uso de esos personajes como símbolos. ¿Puede cambiar algo a nivel social la actividad teatral?
Más de una vez, he dicho, y he escrito, que el arte, la literatura, el teatro, no cambian el mundo por sí mismos, no tienen esa facultad y potencia demiúrgica; pero lo que sí hacen las obras artísticas, la literatura o el teatro, es acompañar, coadyuvar, tal vez, a los cambios, o las frustraciones, que históricamente, por vías políticas, materiales y sociales, se emprenden, se concretan, o simplemente fracasan; pues, como Mayorga afirma, y yo mismo te decía antes, no es posible un arte o un teatro “apolítico”, pues todo acto de habla, toda acción, sea artística, o no, se da en la polis, esto es, en la “realidad política”, y a ella responden por acción u omisión, como te decía.
9. Tiene una larga trayectoria en el campo de la poesía, el ensayo y la novela. ¿Qué le ha llevado a dar el paso de escribir un texto teatral de larga duración?
Desde el principio, mi proyecto es la escritura como instrumento; esto es, como herramienta de intervención en lo real… No los géneros, por sí mismos; por eso, utilizo los distintos códigos a mi disposición según se adaptan al mensaje que deseo transmitir; y, unas veces, éstos requieren una forma narrativa y discursiva; otras, una forma argumentativa; otras, una forma lírica, sintética y concentrada; y otras una forma cinematográfica, pues justo estos días se está estrenando un corto documental que he realizado junto a mi hermano, Lino Escalera, director y productor de cine y televisión… Como ves, el código depende de la naturaleza del mensaje. Una de las trampas en que cayeron los intelectuales y los artistas del Renacimiento fue renunciar a la “universalidad” y unidad esencial de los conocimientos y de las prácticas intelectuales, sociales y artísticas; por eso, cuando oigo hablar de “ciencias humanas” y “ciencias naturales”, como realidades enfrentadas; o, cuando, entre mis colegas, se dice aquello de “alumnos de letras” y “alumnos de ciencia”, me echo a temblar, pues quienes así hablan no han entendido que la separación y especialización de los conocimientos es un arma que apunta directamente contra nosotros, contra la esencial unidad de nuestras experiencias y conocimientos; en realidad, una trampa urdida para nuestra dominación y sumisión.
10. ¿Veremos ‘El refugio’ en los escenarios? ¿Cómo le gustaría que fuera su implicación en el montaje llegado el caso?
De momento, en el Ateneo de Madrid, se va a hacer, seguramente en septiembre, una lectura dramatizada de la obra con efectos sonoros, a cargo del grupo de teatro de la sección de artes escénicas del mismo… Y mi intención es que, a lo largo del próximo año, la veamos en los escenarios… Me haría mucha ilusión verla representada, si fuese posible, en la sala Margarita Xirgu, y, si lo hiciese un grupo de Alcalá, tendría, para mí, una carga emocional añadida, por supuesto.
11. Finalmente, ¿qué le ha supuesto ganar el Premio Margarita Xirgú y cómo valora la implantación de certámenes de estas características?
No te lo vas a creer, pero si presenté la obra al certamen, fue por tres razones, porque la había terminado unos pocos días antes de enterarme de su convocatoria; porque me pareció que debía apoyar una idea y un proyecto que me pareció excelente, y que está siendo sacado contra viento y marea, incluso, lo que parece increíble, contra una de las entidades convocantes, el Ayuntamiento de Alcalá, representado por su concejala de Cultura; y porque el premio consistía simplemente en la publicación de la obra… La labor de Rosa Prádanos me parece encomiable, no sólo por mantener la sala abierta y funcionando, o lanzar la idea del certamen de literatura dramática, sino, sobre todo, por las condiciones en las que está haciendo todo esto, contra todo y contra todos.