Conferencia desarrollada en los encuentros de Voces del Extremo. En la Fundación Zenobia Juan Ramón. Moguer. 2015
P. ¿Qué es ser poeta?
R. Ser mensajero de la belleza.
P. Se nace poeta, pues.
[Jesús Lizano. LA VANGUARDIA 28/11/2011]
R. Yo nací gracias al papa Pío XI: mis padres eran primos y sin su dispensa mi madre jamás se hubiese casado.
Porque “ser mensajero de la belleza” no es igual que ser gilipollas
Al compañero Lizano
Pereza y responsabilidad en la inteligencia “de izquierda” (en el caso de que haya izquierda)[1]
Los ejes derecha e izquierda siguen siendo factores explicativos fundamentales en los que enmarcar los análisis y las actuaciones ideológicas frente a los intentos sistémicos del capitalismo por neutralizarlos. Israel SanmartínEl deber de los hombres de cultura es sembrar dudas en vez de recoger certezas… y el intelectual desarrolla su función crítica y no propagandística cuando sabe hablar contra su partido. El intelectual comprometido debe poner en dificultades ante todo a aquellos con los que se siente comprometido…/… por encima del deber de la colaboración está el derecho a la búsqueda y a la indagación.
Norberto Bobbio
No hace mucho, por una sátira acerca de Juan Carlos I, el viejo rey, les señalaba (quizás de un modo injusto) a unos compañeros la pereza imaginativa de que adolece, a menudo, la izquierda (esto es, esa amalgama de sensibilidades sociales, políticas y culturales que hasta ahora veníamos llamando izquierda, para entendernos), y cómo nos apalancamos en determinadas palabras, en determinados gestos, temas y coletillas, de los que nos cuesta mucho desprendernos. Es lo que nos pasa con palabras como República, por ejemplo, o con nombres propios como Lorca, Sabina, Millás, o expresiones como “renta básica” o “cultura gratis para el pueblo”, “austericidio”… Meros significantes vacíos que cada uno llena con sus sueños o con futuras y presentes pesadillas… O lo que sucede también con temas como el de la supuesta “potencia revolucionaria de las redes sociales”, o con el de las identidades transversales, ya sean nacionales o de género, o con ciertos hábitos culturales y determinadas costumbres.
Yo creo que ese perezoso apalancamiento en determinados tics de una buena parte de la inteligencia de la izquierda clásica e incluso de una parte significativa de la inteligencia de estas nuevas manifestaciones de la representación política, que han surgido precisamente de la crisis de esa misma izquierda clásica, ocurre porque, hace tiempo, perdimos en medio (o a cambio) de la llamada “sociedad del bienestar”, no sólo nuestro carácter y situación en el nuevo mapa social surgido de la Segunda Guerra Mundial (determinado por los acuerdos de Bretton Woods, en 1944, y el inicio de la Guerra Fría, en 1947), sino también, y de un modo consecuente, nuestros nortes ideológicos, de tal manera que nuestras metas colectivas se hicieron cada vez más confusas, pequeñas, fragmentarias, inocuas y digeribles. Y aunque nos decimos que son una alternativa necesaria –postmoderna– a la naturaleza totalizadora, rígida y teleológica de los viejos proyectos históricos revolucionarios de la modernidad, sean marxistas o libertarios, ya fracasados y obsoletos, yo creo que, en el fondo, estas metas transversales (interclasistas), concretas y parciales no son más que una forma de hacer de la necesidad virtud, aunque bien pudiera estar equivocado.
[1] Esta comunicación, leída durante la sesión del viernes 24 de julio de 2015, en el encuentro de “Voces del Extremo: Poesía e ideología”, toma como punto de partida y desarrolla algunas de las ideas expresadas en el artículo homónimo publicado en el diario DIAGONAL, en dos partes, https://www.diagonalperiodico.net/la-plaza/25695-sobre-la-pereza-y-la-irresponsabilidad-la-inteligencia-izquierda-1a-parte.html (16/02/15); y https://www.diagonalperiodico.net/la-plaza/26009-cuestiones-acerca-la-pereza-y-la-irresponsabilidad-la-inteligencia-izquierda-ii.html (09/03/15 ). Hemos añadido, al final, un EPÍLOGO en el que se sigue el diálogo que se estableció, al día siguiente, tras la intervención del compañero Dante Medina, acerca de estas y otras cuestiones en torno a la relación, siempre compleja y elusiva, entre poesía e ideología.