Un nudo en la red, 2006.
Un septiembre que no debe caer en el olvido
Hay un septiembre que nosotros, los que creemos en el movimiento asociativo, no deberíamos olvidar; fue un septiembre de amarga derrota, es cierto, pero preñado de un mensaje de vida lanzado hacia el futuro, dirigido a todos los que, allí donde se encuentren, en el tiempo que habiten, quieran escucharlo a pesar del ruido y de la barahúnda que amenaza con dejarnos sordos, y que nos agobia, sin darnos tregua.
Hace treinta y tres años, los sueños y el proyecto común de millones de personas, vinculados a una de las experiencias asociativas más importantes de la Historia, fueron abortados por un golpe militar en Chile; la apuesta de la Unidad Popular fue sangrientamente barrida del mapa iberoamericano y mundial por los militares golpistas.
Nunca un movimiento plural asociativo de esas dimensiones había estado tan a punto de construir una sociedad nueva fundamentada en los valores colectivos y comunitarios que nosotros representamos, y que, entonces, abrieron amplísimas alamedas por las que transitaban los sueños y los deseos de cambio y de progreso de la gente común de aquel Chile popular y esperanzado, nuestros iguales; alamedas que, contra el cansancio y contra la tentación del abandono, siguen aún siendo transitadas por doquier, allá donde una asociación de hombres y mujeres libres toma la antorcha, y juntos afirman, con su actividad libre -en el ámbito de la vida que sea-, y con su libre reflexión en común, la victoria de la vida sobre la muerte y la desesperanza. Hay septiembres que no deben ser olvidados.